Miren que texto… miren que escenario… miren si esto lo entenderíamos los mexicanos... No, No, No, me resisto a pensar que este país será gobernado por una persona a la que la mayoría del pueblo no quiere, me resisto a creer que nuestra democracia sirva para algo cuando al final ante tanta y tanta evidencia de compra de votos, manipulación, corrupción, descaro y cinismo de partidos políticos y dirigentes, nuestras “instituciones democráticas” hagan poco o nada.
Y sin embargo, qué sería en este mundo tan melancólico si no existiera un resplandor de la luz, sino se pudiera soñar, tener imaginación, porque las cosas no son solo lo que son sino también lo que podrán ser. Habrá que asimilar lo acontecido, replantear, construir y reconstruir las veredas que habremos de transitar, reinventar las formas de lucha y las estrategias para alcanzar nuestros objetivos. Bien dice y dice bien un tal Gabriel García Márquez que estas son tierras donde los hombres aún son capaces de vivir de esperanzas.
Les dejo aquí un textito sobre lo que no es un país democrático y espero que caminemos codo a codo en la construcción de uno verdadero.
RODOLOFO SÁNCHEZ VALERIO
RODOLOFO SÁNCHEZ VALERIO
EN UN PAÍS DEMOCRÁTICO (II)
Bernardo Bátiz V.
“En un país democrático no es necesario que en cada casilla electoral los partidos de oposición se vean obligados a tener un vigilante que tiene que ser una equilibrada composición de detective privado, de abogado litigante y de matemático, para evitar las trapisondas electorales.
“En un país democrático el emblema nacional no se monopoliza por un partido, que confunde así a los votantes y crea una falsa concepción de lo que es la nación y lo que significa la lucha política entre iguales; en un país democrático tampoco se aprovecha la pobreza o la miseria de los votantes para constreñirlos a votar en favor de un partido, ni se obtienen votos a cambio de servicios que debieran ser gratuitos.
“En un país democrático no se usa la publicidad subliminal, prohibida por varios reglamentos en otras materias, para inducir a costos multimillonarios a votar en un sentido determinado.
“En un país democrático los funcionarios públicos pueden manifestarse como personas, en favor de los partidos de su preferencia, pero no ponen su prestigio como funcionarios, los problemas que resuelven, los programas que emprenden y el dinero del presupuesto que es de todos, para apoyar a un partido.
“En un país democrático no se crean partidos ad hoc, conforme se van necesitando, para dividir los votos de la oposición y debilitarla.”
Imágen: http://aberriberri.com/2010/11/25/genealogia-de-la-democracia-espanola/ |
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