Información: Sistema de Teatro de la Ciudad de México
El Teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural Uniersitario, nos hace la más cordial invitación a disfrutar de la obra de teatro "Madero o la invocación de los justos" del 5 de noviembre al 6 de diciembre ¿De qué va?
La historia de Madero es un cuento, se trata de un caballero que lucha contra un dragón para salvar a la princesa.
En esta batalla donde no sabemos si es una ensoñación, si es realidad o surrealismo, el caballero vence, pero se va herido por el dragón. Y la princesa emprende un viaje donde deja de ser niebla para convertirse en luz. La princesa es la patria, y ese caballero, que alguna vez fue niño, es Madero, pero no el Madero de los números y la historia bruta sencilla de contar, sino Madero el shakespeareano, el de una nobleza al borde de dar todas sus pertenencias para la revolución. Lo demencial de Madero es el acto de amor hacia Victoriano Huerta, donde todos advertían la traición y el homicidio; Gustavo – su hermano – reclama, el por qué solapar y contener a un homicida tan oscuro como Huerta.
Francisco le dice a Gustavo “Tu tuviste un padre y una madre, tuviste su amor y el amor filiar que te tengo, ése hombre no ha tenido nada”. A los tres días Madero es muerto por Huerta. Eso es lo que queremos ver, un acto de amor con el peor de los criminales – al menos en ficción - . Un escenario cubierto por manzanas donde un niño desnudo baila y recita en francés leyes de la revolución francesa.
Esta historia también habla de leyes, pero de aquellas escritas con poesía que protegen y embellecen la universalidad: Todo hombre al entrar a territorio mexicano, no importa la raza, títulos de nobleza, religión, será protegido por la Constitución, o El respeto al derecho ajeno es la paz.
El Teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural Uniersitario, nos hace la más cordial invitación a disfrutar de la obra de teatro "Madero o la invocación de los justos" del 5 de noviembre al 6 de diciembre ¿De qué va?
La historia de Madero es un cuento, se trata de un caballero que lucha contra un dragón para salvar a la princesa.
En esta batalla donde no sabemos si es una ensoñación, si es realidad o surrealismo, el caballero vence, pero se va herido por el dragón. Y la princesa emprende un viaje donde deja de ser niebla para convertirse en luz. La princesa es la patria, y ese caballero, que alguna vez fue niño, es Madero, pero no el Madero de los números y la historia bruta sencilla de contar, sino Madero el shakespeareano, el de una nobleza al borde de dar todas sus pertenencias para la revolución. Lo demencial de Madero es el acto de amor hacia Victoriano Huerta, donde todos advertían la traición y el homicidio; Gustavo – su hermano – reclama, el por qué solapar y contener a un homicida tan oscuro como Huerta.
Francisco le dice a Gustavo “Tu tuviste un padre y una madre, tuviste su amor y el amor filiar que te tengo, ése hombre no ha tenido nada”. A los tres días Madero es muerto por Huerta. Eso es lo que queremos ver, un acto de amor con el peor de los criminales – al menos en ficción - . Un escenario cubierto por manzanas donde un niño desnudo baila y recita en francés leyes de la revolución francesa.
Esta historia también habla de leyes, pero de aquellas escritas con poesía que protegen y embellecen la universalidad: Todo hombre al entrar a territorio mexicano, no importa la raza, títulos de nobleza, religión, será protegido por la Constitución, o El respeto al derecho ajeno es la paz.
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